domingo, 25 de marzo de 2012

Reflexión sobre “El orden de las cosas”.


"El verdadero significado de las cosas se encuentra al decir las mismas cosas con otras palabras"- Charles Chaplin 


Y como era de esperar, es imposible que la cantidad de interpretaciones simbólicas que contiene “El orden de las cosas” pasara inadvertido para quedarse en el tintero.
“El Orden de las Cosas” trata sobre la violencia de género, y desde el principio del cortometraje se decide abandonar la senda del realismo para hacer una interpretación simbólica e intencionadamente surrealista de la realidad con el fin de provocar una respuesta reflexiva en el espectador, muy distinta de la que provoca la cruda realidad mostrada tal cual.

El cortometraje intenta sobrecoger renunciando en todo momento a mostrar la
violencia explícitamente. Mediante el uso de metáforas visuales (gotas de agua, el cinturon…), se pretende transmitir la indefensión y el sufrimiento ocasionados por el maltrato y todos sus efectos, mostrando los moretones pero no los golpes.

En la historia hay dos objetos protagonistas: el cinturón y la bañera. Por un lado, el cinturón es el símbolo de los valores tradicionales que a lo largo de muchas generaciones han ido sometiendo al género femenino a favor del masculino. Él pretende que ese legado de valores continúe, y espera que su hijo Marquitos acepte el cinturón con todo lo que ello implica. Y aunque al principio parece que logra educarle para tal efecto, afortunadamente al final decide negarse a ello. Dicha negativa acrecienta la frustración de Marcos. Al igual que un domador de leones con su látigo, Marcos usa el cinturón para domar los valores de Julia. Sin embargo, ella se niega a pasar por el aro escondiendo el cinturón. No se rebela atacando a su domador, sino que se mantiene a la expectativa, esperando. Realmente, ambos esperan a que el otro cambie, pero eso no ocurrirá a menos que uno ceda. Y sería una relación satisfactoria siempre y cuando quedara siempre claro quién domina a quién. Pero el hecho de que ella se niegue a aceptarlo lo desespera, convirtiéndolo todo en un auténtico sufrimiento para él.

El otro elemento importante en la historia es la bañera donde Julia encuentra su refugio y, al mismo tiempo, su prisión. A lo largo de la historia el agua en la bañera es el fiel reflejo de los sentimientos y los estados de ánimo de la protagonista. Julia, gota a gota, poquito a poco, va reuniendo el coraje necesario para reaccionar. La bañera se va llenando lentamente hasta acabar desbordándose, de la misma forma que se desbordan también los sentimientos de Julia en una cascada irrefrenable e irreversible de dolor y rabia acumulada durante toda una vida de sufrimiento.

Y tras inundarse el cuarto de baño, Julia asciende a la superficie, apareciendo en mitad del océano, algo tan liberador como aterrador, ya que tras liberarse de una relación de maltrato una persona tiene el miedo de enfrentarse sola al mundo, sintiéndose insignificante como un naufrago en mitad del océano.

Tendrá que nadar mucho para encontrar tierra firme y poder marcar su propio camino en la arena.

 El Orden de las Cosas” pretende poner de manifiesto el cambio de valores que afortunadamente ha tenido lugar en la sociedad actual poniendo de manifiesto la injusticia de determinados valores que deberían permanecer obsoletos. Pretende decir que hay luz al final del camino, y que aunque el camino está lleno de sufrimiento, nunca es tarde para encontrar la esperanza.
Las bañeras encalladas en la orilla del mar son el símbolo de la vida dejada
atrás y las pisadas en la arena la esperanza de la vida nueva que empieza. El
hecho de que haya varias bañeras quiere decir que ella es una más de las mujeres que se han liberado de su particular prisión.

“El Orden de las Cosas” es un cortometraje que trata sobre la esperanza. La
falsa esperanza en que una vida trágica pueda cambiar sola, y la verdadera esperanza en que una decisión tomada a tiempo puede hacernos empezar una
nueva vida que seguramente sea mejor.

Pero no sólo la disposición de objetos y actos tienen su simbología también los hay en los personajes:



 JULIA

Ella no abre la boca porque Marcos no le deja tener voz propia. Tiene que
sumergirse en el agua para gritar. Pero el agua silencia el grito.
Ella siente miedo e humillación, pero, sobre todo, una inmensa tristeza que se va convirtiendo en desengaño. Al final, tras explotar después de ser testigo de una vida sufriendo en silencio, ella incluso le ofrece a Marcos la oportunidad de abandonar sus valores y liberarse con ella de ese lastre, pero ya es demasiado tarde para que cambie.
Marcos se mantendrá aferrado a su cinturón, símbolo de los valores en que
cree, y se ahogará junto a él y junto a todo lo que él representa.
Al final emerge como si nada de lo ocurrido hubiera pasado. Como si hubiera
tenido la oportunidad de ser testigo de la vida que le esperaría si no decidiera
liberarse.


MARCOS

En ningún momento sabemos en qué trabaja ni demás información innecesaria que desviaría la atención sobre el tema fundamental. Se llama Marcos, como
seguramente su padre y su abuelo, y ha llamado Marquitos a su hijo. Intentará mantener en su hijo los valores que a él le enseñaron, su orden de las cosas, pero el hijo no lo aceptará y Marcos renegará de él.
Marcos es el malo de la historia, pero no se pretende mostrar al maltratador
como a un monstruo. Ha sido educado así y en cierta forma no tiene culpa de
ello. Él sufre maltratándola, pero aun así lo hace porque ha sido educado para
hacerlo. Esto provoca en él un serio conflicto interior entre el deber y el arrepentimiento, del que responsabiliza exclusivamente a Julia.
Presentamos al maltratador como un personaje contradictorio que puede llegar incluso a arrepentirse de lo que hace. No puede evitarlo y cree que debe hacerlo. No comprende por qué si las mujeres de los otros lo aceptan, por qué Julia no. Quiere a Julia. Seguramente por eso sufre haciéndola daño.



A medida que avanza la historia, Marcos se adentra en un creciente estado de
sufrimiento. El único momento en el que se pone contento es cuando, con la
amenaza de tirar de la cadena del tapón de la bañera, consigue que Julia no
responda al teléfono. Eso es un logro para él. Ha conseguido que ceda. Llega
incluso a emocionarse. Tiene la esperanza de hacerla cambiar, aunque dura
poco.

Marcos en ningún momento pide perdón por lo que hace, porque verdaderamente piensa que no hace nada por lo que deba pedir perdón. Ha
sido criado así, es su naturaleza. No cree hacer nada malo. Simplemente
alecciona a su pareja para que actúe según su propio “orden de las cosas”, que considera único.

4 comentarios:

  1. si es muy triste la historia espero que ninguna mujer pase por eso como paso julia

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  2. Que triste historia ojala no halla mas cinturones de esos anticheveres

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  3. Un cortometraje muy bueno, muy malo en parte por ser un dato real, muchas mujeres pasan por ésto.
    No es nada de naturaleza, nosotros podemos cambiar eso "valores", y dejar atrás el patriarcado.

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  4. me dio mucha pena este corto ,pero el prolema es que pasa en la realidad y no solo le pasa a una mujer le pasa a centenares de mujeres.y ojála que esto pare y como: pues educando.

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