“No es
un quiero y no puedo, es un puedo y lo he hecho”.
Me llamo
Isabel Marcos Arcones, segoviana nacida en el 93. Podría admitir y a la vez
asegurar, que soy optimista, este hecho me ha ayudado en mis pocos años de vida
a poder levantar en el camino de la vida a pesar de lo grande que era la piedra
o bache que me hizo tropezar.
A lo largo de mi vida social he recibido multitud de consejos, los
cuales he guardado para poder utilizar y sacar a la luz en los momentos
adecuados.
Debería dar
gracias a que mi entorno social y familiar siempre ha sido muy numeroso.
Siempre he tenido alguien en quien apoyarme, a quien pedir ayuda. Tengo seis
hermanos, con lo cual he crecido y me he acostumbrado a un entorno numeroso, lo
que me ayuda en la actualidad a saber compartir y a trabajar siempre con la
gente que me rodea, pero todo tiene sus contras, claro está dependiendo de la
perspectiva por donde se mire, a lo que me refiero no es ni mucho menos a
envidia o celos, sino a que a veces la gente que me rodea, puede que necesite
más ayuda o atención que yo misma, es algo que me ha ayudado a comprender la
vida, es decir, que puede ser que en el tropiezo del que hablaba inicialmente,
tenga que, en alguna ocasiones, levantarme yo sola, sin ayuda. Esa cuestión ha
hecho que pueda vivir independientemente, porque a medida que avanzas vas
aprendiendo a esquivar lo que en un pasado te ha dañado.
Si tuviera que destacar un
rasgo importante en mi vida, debo decir que el rango educativo ha adquirido
gran importancia con el paso del tiempo, ya que es el que más me ha hecho
meditar y trabajar, de hecho todos mis hitos podrían relacionarse perfectamente
con ello.
Podría decir que los hitos
realmente relevantes en mi vida comenzarían en cuarto de la ESO, el cual fue
cursado en La Granja de San Ildefonso. Fue una época en la que conocí a gran
cantidad de gente, fue un tiempo en el que abrí los ojos para ver y apreciar el
camino de la vida, puedo destacar el haber conocido a una profesora, ésta se
llama Isabel, que impartía la asignatura de Audiovisuales, de hecho gracias a
ella conocí el mundo en el que ahora transito. Pero no sólo me enseño sino que
aprendí y también se convirtió en una amiga, entre ella y yo dejaba de existir
la relación profesora-alumna, para establecer una relación de colega a colega,
ella tuvo problemas personales y era la primera vez en que yo, una joven de 16
años, debía de dejar el hombro para que llorara y además ser la confidente de
una persona que me sacaba 15 años, ese fue el momento en el que comprendía que
mis problemas eran insignificantes comparados con los de los demás.
Otro hecho que debo resaltar,
fue el nacimiento de mi hermano pequeño, vino al mundo con una minusvalía,
tiene Síndrome de Down, lo que hizo que se convirtiera en mi ojo derecho, lo
que hace que en ocasiones me pregunte si se volvió en mi ojo derecho por su
minusvalía o por cómo es personalmente. Se trata de una cosa que me inquieta,
pero la verdad que una cosa lleva a la otra. Quería exponer esta experiencia,
porque me hizo razonar, pensar, conocer un mundo que no conocía. Entre en una
asociación de Síndrome de Down, donde conocí a niños y niñas como mi hermano y
además te enseñaban a tratar a este tipo de personas, a jugar, hacíamos eventos
y es muy divertido. Lo que me parece imprudente y gran desgracia que hay parte
de la sociedad que no les acepta, no les acoge, les aísla.
Llevo viviendo con este tipo de personas desde que era muy pequeña, ya
que uno de mis mejores amigos tenía la misma minusvalía que mi hermano, venía con migo a clase y la única persona que
debía de ser comprensible con él era yo. A medida que iba creciendo me di
cuenta de que son personas distintas a las demás, no en el mal sentido, sino en
la forma emotiva con al que te tratan, son muy cariñosos y el establecer una
amistad les da tranquilidad, confianza, seguridad...
Cuando acabe 4º de la ESO,
quería fijar mi futuro camino, por ello, decidí hacer bachillerato de artes, ya
que estaría relacionado con publicidad. El caso es que siempre he tenido gran
libertad de elección, pero en este caso, sentía que mi elección respecto al
tipo de bachillerato que había escogido no era de gran agrado con lo que mi
madre tenía pensado, no veía comprensión suya.
Yo, cerrando mis oídos, preferí realizar mis gustos y mi elección, que
para mi era lo más deseado, era mi futuro no él suyo, yo no quería hacer algo
de lo cual no tenía interés y mucho menos hacer sin agrado.
Mi forma de funcionar es por
medio de metas propuestas con anterioridad, pero en el caso de que no me salga
como yo tenía previsto, mi optimismo sigue en pie, ¡Ya habrá tiempo de hacerlo
mejor! Siempre he vivido con un consejo que me dio mi padre, nunca lo he
olvidado y nunca lo olvidaré. “No es un quiero y no puedo, es un puedo y lo he
hecho”, es una frase que me acompañaba para enfrentarme a todo tipo de meta que
me fijo y siempre me ha ayudado a pesar de ser una simple frase.
En la época
en la que empecé el bachillerato de artes, vino acompañada por una temporada de
suerte, sacaba buenas notas, encontré trabajo como camarera, además me
ascendieron, me iba todo extremadamente bien, conocí a gente nueva.... Aprobé
el carnet de conducir, recuerdo que cuando me examiné fue tres días después de
mi cumple años. Después de todos los logros que iba consiguiendo y que a la vez
me sorprendía a mi misma, veía que la suerte se me acababa, cuando acabé
segundo de bachillerato recibí las notas, no me podía creer que en la
asignatura de inglés tenía un 4, la única asignatura suspensa, la cual me parecía
un estorbo, no podía hacer selectividad en junio, para pasar a ser en
septiembre después de haberla aprobado. Fue un fastidio por ello quise darle
con un canto en los dientes, saqué un sobresaliente, por desgracia fue un
aprobado rencoroso, pudiendo ser un aprobado agradable.
En ese mismo verano y poco
antes de los exámenes de septiembre, viví una experiencia fatídica, mi prima
fue matada, me expreso así, porque es literal, todo fue por un accidente de
tráfico, ella entraba en Valladolid con el coche y el semáforo estaba en ámbar,
tenía dos opciones o parar y respetar las normas de tráfico o pasar rápidamente
antes de que el semáforo cambiara al color rojo, pero ella paró, y eso fue lo
que provocó su muerte, ya que detrás de ella se avecinaba un individuo
triplicando la tasa de alcohol permitida y además a una velocidad media de 170
Km/h, tras esta información sólo se deriva a la trágica imaginación del suceso,
pero ¿Cómo tomarse aquello?. La última persona de la familia que la vio fui yo,
a mí me afecto de forma extremadamente fuerte, meses después aún no me lo
creía, era como si tuviera noción, pero no podía creérmelo. Pero finalmente, el
caso es que ese acontecimiento me llenó de valor, decidí dedicarla a mi prima
mi nueva meta, siendo ésta ahora la más importante. Es la siguiente, por ella,
en su nombre iba aprobar selectividad, iba a entrar en la universidad e iba
aprobar y sacarme la carrera por ella. Y aquí estoy, estoy aprobando todo y con
gran ímpetu y ganas.
De lo único de lo que estoy
segura es que me sobran ganas y fuerzas para hacer lo que estoy haciendo y para
superar la última meta que me propuse me hacen falta mínimo tres años, pero
siempre existirá aquella frase que dice “Más vale tarde que nunca”.
Pero sin duda, el mejor sabor de boca es, no
sólo sorprender a los que te rodean, sino también a ti mismo.
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