sábado, 24 de marzo de 2012

Seguro que... El color del cielo que yo veo, ¿Es el mismo que ves tú?


Yo me llamo Isabel, Isabel Marcos, estudié arte durante mis dos años de bachillerato.

Un día estaba en clase de técnicas de expresión gráfico-plásticas, ¿Para los amigos?, “Color”. Fue una experiencia un tanto agradable con una dosis de nuevo conocimiento.

Estaba haciendo un nuevo cuadro de temática paisajística, donde aparecía un arbolito, éste se encontraba solitario en medio de la zona baja de una colina. El color del cielo se reflejaba, al igual que lo hacía el sol de un atardecer sin estorbosas nubes, en un riachuelo que alimentaba al pequeño árbol.

El cielo que me dispuse a pintar consistía en la mezcla del color blanco marfil con un azul cian. Pero no era suficiente, eran necesarios más colores para poder calcar el color que veía en el cielo.

A medida que avanzaba con la trayectoria del cielo de mi cuadro, iba introduciendo más colores, una pequeña dosis de magenta mezclada con amarillo, con el fin de fijar el anaranjado que el atardecer me pedía, pero seguía sin ser suficiente.

 Ya no sabía lo que hacer, cada vez que miraba la imagen, veía más colores, veía más formas, entonces me dispuse a pedir ayuda a mi profesor.

-Tengo un problema, ¿Cuántos colores ves aquí? Le dije a mi profesor.

-Todos, los veo todos. Azul, blanco, negro, amarillo, magenta, incluso un toque de verde. Me contestó.

-Yo le dije sin más. Pero Amado, Estás seguro que… El color de cielo que yo veo, ¿Es el mismo que ves tú?

-Él me contestó. ¿La verdad?, pues no lo sé, pero en toda mirada hay distinta interpretación. Puede ser que tu compañero no hubiera visto que aquí hay morado y podría haber puesto un gris enfurruñado.

Entonces pensé, reflexioné, me di cuenta de que cada día añadía más colores, pero los descubría no por el conocimiento que poseyera sobre arte y pintura, sino porque cada persona ve las cosas, objetos, colores como le parece, como él cree que debe hacerlo.


He decidido establecer este título, porque deja entender en segundas líneas que cada uno tiene su sujeción, entendimiento, sobre diversas cosas, imágenes, contextualización, ideas e incluso sobre los colores….


Después de todo me di cuenta de que “La realidad dependía del cristal con que se mirase”.



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